Mi segundo trabajo fue como diseñadora en La Polar manejando las líneas de hombres y deportes, un puesto que para mi corta experiencia laboral no entiendo cómo me eligieron, tenía mucha responsabilidad a cargo y aprendí montones. Es acá donde aparece una de las personas que más me ha marcado y a quien más agradezco porque mucho de como soy yo como jefe se lo debo a él, Felipe. La Polar quebró en Colombia y fue mi primer y único despido y lo mejor que me ha podido pasar; porque pasaba tan rico trabajando ahí que me he podido quedar muy cómoda sin hacer una maestría.
En cuestión de 3 meses ya estaba montada en un avión con la plata de esa liquidación y dos créditos estudiantiles , en Barcelona lista para hacer mi maestría en Marketing y Comunicación de Modas. El reto más importante era ver dónde trabajaba porque tenía que pagar los créditos en simultáneo, y logré tener una pasantía en Reebok como practicante de diseño. Fue una época muy pesada, de poco sueño balanceando trabajo, maestría, novio y de perderme por tiempo y plata todos los viajes espectaculares que hicieron mis amigas.
Me gradué con el mejor promedio de la maestría y arranqué para Alemania con mi novio de ese momento que era alemán y con una práctica en Voelkl una marca de ropa de esquiar que me encantaba y donde pude empezar a usar en práctica todo lo aprendido. Llegaron nuevas oportunidades y mi visa de trabajo nada que salía y tuve que devolverme en enero del 2015 a Colombia para sacar la visa desde acá. Llegué a Cartagena donde vivía mi mamá y como tenía que seguir pagando las cuotas de los dos créditos que saqué para poder estudiar empecé a diseñar y a vender prendas que me gustaban, sin ninguna visión ni expectativa, era todo itinerante e improvisado mientras sacaba la visa.
Lo que menos pensé era que aunque tenia una vida espectacular esperándome en Alemania, mi sueño de ser diseñadora de modas y tener mi marca propia era más grande. Lo arriesgué todo y sacrifiqué muchísimas cosas por empezar la mejor aventura de mi vida… aunque tuve que vender maquillaje, trabajar con una prima en su marca, ser profesora en la Arturo Tejada, diseñar freelance para marcas deportivas, todo a la vez… sip. me estaba enloqueciendo pero lo que vendía en un comienzo la marca no era suficiente para pagarme un sueldo y no tenía inversionistas para hacerlo, me tocó a punta de préstamos pequeños y de muchos trabajos para sacarla adelante.)
Lo bueno del tema es que lo logré y que me ha llevado a conocerlas a ustedes, a que mi primera pasarela fuera en la Semana de la Moda en Nueva York, a tener 5 puntos de venta con ESTEFANIA TURBAY como logo que me llenaba de alegría, un TurbayTeam de más de 15 mujeres, a reinventarme para sobrepasar tantas adversidades de la pandemia y reinventarme como marca.